La burbuja del fracking, tocada por las decisiones de la OPEP
Ni el Saxo Bank se imaginaba que el precio del barril acabaría por debajo de los 60 dólares, aunque sus analistas predijeron un "cisne negro" en forma de petróleo. La teoría de la conspiración apunta al fracking como la primera razón porqué la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) incrementase la producción durante los últimos meses.
Esta decisión ha sacudido la economía mundial, pero los pioneros de la fractura hidráulica son las principales víctimas de las confabulaciones del cartel de productores. Desde el punto de vista fundamental ya han aparecido pistas que anuncian la fecha de caducidad de algunas pequeñas empresas energéticas.
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No hablamos de multinacionales diversificadas como Conoco, Exxon Mobil o BP; sino de cientos de pequeñas compañías que solo reúnen esperanzas a través de derechos de perforación.
Aunque Morgan Downey nos asegura en "Oil 101" que la OPEP no usa la producción del petróleo como "arma económica", es el organismo que sabe poner orden en este sector, defendiendo los intereses de algunos países integrantes.
No es necesario hacer un estudio macroeconómico para descubrir como peligra "el sector del fracking" y la burbuja que ha formado.
Desde beneficios cuestionables hasta activos inflados. Empresa por empresa, los estados contables de esta industria han incorporado un fuerte componente de optimismo, solo reservado para épocas de euforia o modas.
Los beneficios extraordinarios del fracking
La recuperación de las inversiones es un tema controvertido. ¿Consiguen recuperar el capital inicial las empresas del fracking con la producción?
A través de la plataforma Shale Gas España descubrí San Leon Energy y BNK Petroleum, las únicas empresas perforadoras interesadas en el subsuelo español a las que podía acceder a sus cuentas anuales. "La contabilidad creativa sobrevalora el fracking" fue el resultado de mis impresiones.
Estas dos compañías registraban ganancias por perforar y producir, pero también por especular con sus acuerdos de concesión, siendo esta última partida más lucrativa que la primera.
¿Se recupera económicamente la inversión? Si, pero NO con la actividad fundamental!
El ejercicio 2012, por ejemplo, San Leon Energy registró un beneficio de más de 5,3 millones de euros por la venta de un 2,5% de intereses de producción - un royalty interest - en yacimientos holandeses. Aquél mismo año las ganancias de la extracción fueron solo de 1,3 millones de euros.
Y esta no es la excepción, era (es) la tónica habitual de algunos participantes.
La burbuja inmobiliaria se alimentó con la especulación de los mismos edificios y pisos. La burbuja tecnológica se hinchó con la especulación de las acciones de las startups cotizadas.
Algunos negocios del fracking se han alimentado a base de beneficios extraordinarios, gracias a la creciente demanda por territorios llenos de recursos y la especulación por sus derechos de producción.
Pero el exceso de oferta ha ido abaratando el precio de la commodity que hay bajo tierra. La OPEP solo ha pisado el acelerador.
Las grandes expectativas del sector
"Cuando el petróleo valía 10 dólares los expertos decían que bajaría a 5 dólares y cuando estaba a 140 dólares, decían que subiría a 200 dólares", recuerda Sanjay Bakshi a "Who will bail shale?".
Estas impresiones tienen un impacto en la contabilidad de las empresas, las valoraciones de los negocios y, por supuesto, en la bolsa. En el gráfico de cabecera se demuestra la relación descompensada entre beneficios y la cotización de las empresas energéticas, de a principios de año.
Si esta era la percepción de los inversores, los cálculos de los contables y los consultores tampoco eran muy diferentes.
La canadiense BNK Petroleum, por ejemplo, usó una predicción - asesorada por unos "expertos" - para valorar sus activos. Por supuesto, los cálculos eran positivos e in crescendo. Cuando, después del año 2010, el precio del gas disminuyó, por arte de magia estas previsiones desaparecieron.
Si no puedes decir nada bueno, mejor no decir nada.
En cambio BNK no modificó nunca sus valoraciones de los activos; reservas de petróleo y gas nunca comprobadas siguen conservando el sesgo positivo. El resultado de todo esto: los intereses de producción, clasificados entre los activos materiales de la compañía, probablemente valen menos de la mitad del que refleja el balance de situación.
"Una mina es un agujero en el suelo con un mentiroso encima", escribió Mark Twain.
El caso de BNK Petroleum es un ejemplo, otro es la que denunciaba en "La verdadera estafa americana", donde explicaba como empresas sin ningún tipo de actividad pagaban publicidad para engañar a inversores. Su anzuelo era la promesa de un gran yacimiento de petróleo entre sus derechos de prospección.
"Billions of barrels of accessible oil worth about $100 billion!" anunciaban para Centor Energy, que hoy vale menos de 2 céntimos por acción. Ni tenía activos, ni ganancias de una actividad, ni un despacho para su director. No era difícil adivinar como acabaría la historia de este penny stock.
BNK Petroleum no ha tenido más éxito. Aunque tenía operaciones en marcha, sobretodo en Polonia, actualmente cotiza alrededor de los 40 céntimos, lejos de los 2 dólares canadienses de sus mejores momentos. A pesar de aprovecharse de las expectativas de un escenario particular, la intervención actual de la OPEP puede dejarla fácilmente fuera de juego.